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Cualquier empresa que nace para dar un servicio o distribuir productos, se preocupa por mantener contentos a sus clientes y sueña con crecer y perdurar en el tiempo. Este es el sueño hecho realidad de La Administración de Lotería de Doña Manolita. Una empresa que nació con la visión de una joven madrileña y casi 100 años después, sigue manteniendo su espíritu.
“Yo tengo pálpitos, frecuentes pálpitos y éstos no fallan. Mire usted, entre los años veintiséis y veintisiete di 30 “Gordos” seguidos, entre ellos los de Navidad y El Niño, primero y segundo. Los demás son incontables, devuelvo a los que compran en mi casa ciento por uno.” (Extracto de entrevista a Doña Manolita en la Revista Mundo Gráfico-Nº892– 5 de diciembre de 1928)
No hay duda que los presentimientos de Doña Manolita siguen vigentes, ya que es una administración que continúa repartiendo premios importantes. No hace falta irse tan lejos en el tiempo, el año pasado (2009), allí se vendió parte del tercero y del quinto premio
del Sorteo de Navidad.
Tanto empresa como empresaria pueden ser consideradas, s
in lugar a duda, un ejemplo a seguir. Doña Manolita de Pablo, abrió las puertas de la administración de lotería número 67 de Madrid con tan sólo 25 años de edad, en el año 1904. En esa época, comienzos del siglo XX, la mujer se estaba enfrentando un cambio de vida más liberal y un símbolo de ello fue el abandono de la sombrilla y el abanico para poder pasear con la cara descubierta. El hecho de que una mujer joven montara una empresa junto con sus hermanas, como fue el caso de Doña Manolita, fue algo fuera de serie.
Hace 80 años, el periodista Pedro Massa, le preguntó a la misma Doña Manolita por su secreto, y ella respondió: “Pues escuche usted ahora el verdadero secreto de
mi buena mano. El año 1926, harta de que no correspondiese jamás a esta administración un premio que valiese la pena, hice cuatro viajes a Zaragoza, y en los cuatro tuve la suerte de ver a la Pilarica con su manto rojo, que es signo infalible de fortuna. Pedí unos números que se me ocurrieron sin saber por qué, los vendí en mi casa y el premio gordo de Navidad fue conmigo aquel año, siendo éste el comienzo de mi fama como lotera”. (Extracto de la entrevista de Pedro Massa a Doña Manolita en Revista Crónica – 21 de diciembre de 1930).
El primer lugar elegido para montar su negocio fue la calle San Bernardo. En 1931 la administración se muda a la calle Gran Vía 31, dónde perdura hasta hoy. Doña Manolita empieza a repartir premios con bastante frecuencia, la prensa de la época y el boca a boca de su fama, además de los premios que reparte, ayudaron al despegue de su negocio, que mantiene esa estrella hasta nuestros días.